El gobierno hizo dos apuestas para contornear la desfavorable coyuntura. Primero, especulo con el estallido de una tercera guerra mundial, que sostuviera en alza la demanda de los productos del campo argentino. Pero la Guerra de Corea de 1950 quedó confinada al Extremo Oriente. La segunda apuesta fue participar en el plan Marshall para la reconstrucción de Europa puesto en marcha en 1947. Tampoco aquí tuvo mejor suerte porque el gobierno norteamericano le adjudicó al país una cuota mínima en el abastecimiento de alimentos.